1El Señor llamó a Moisés y le habló así desde la Tienda del Encuentro: 2«Di esto a los hijos de Israel: “Cuando presentéis al Señor una ofrenda, vuestra ofrenda podrá ser una ofrenda de ganado mayor o menor. 3Si la ofrenda es un holocausto de ganado mayor, el oferente ofrecerá un macho sin defecto; lo presentará a la entrada de la Tienda del Encuentro, para que sea del agrado del Señor. 4Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y le será aceptada como expiación. 5Degollará el novillo ante el Señor. Los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre y la derramarán alrededor del altar que está a la entrada de la Tienda del Encuentro. 6El oferente desollará la víctima y la descuartizará. 7Los sacerdotes hijos de Aarón harán fuego sobre el altar y apilarán leña sobre el fuego. 8Luego los sacerdotes hijos de Aarón dispondrán los trozos, la cabeza y la grasa, encima de la leña que se ha echado al fuego del altar. 9El oferente lavará las entrañas y las patas y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar. Es un holocausto, una oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. 10Si su ofrenda es un holocausto de ganado menor, ovino o cabrío, ofrecerá un macho sin defecto. 11Lo degollará ante el Señor al lado norte del altar. Los sacerdotes hijos de Aarón derramarán la sangre alrededor del altar. 12El oferente lo descuartizará, y el sacerdote dispondrá los trozos, con la cabeza y la grasa, encima de la leña que se ha echado al fuego del altar. 13El oferente lavará las entrañas y las patas, y el sacerdote lo ofrecerá todo y lo quemará sobre el altar. Es un holocausto, una oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. 14Si su ofrenda al Señor es un holocausto de aves, presentará como ofrenda tórtolas o pichones. 15El sacerdote la llevará al altar, le quitará la cabeza y la quemará sobre el altar; su sangre se exprimirá contra la pared del altar. 16Le quitará el buche y las plumas y los arrojará al lado oriental del altar, al lugar de las cenizas. 17Abrirá el ave por entre las alas, sin partirla; y la quemará sobre el altar, encima de la leña que se ha echado al fuego. Es un holocausto, una oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. 1Cuando alguien ofrezca al Señor una oblación vegetal, su ofrenda consistirá en flor de harina; derramará aceite sobre ella y le pondrá incienso. 2La presentará a los sacerdotes hijos de Aarón; tomará un puñado de la harina con el aceite y todo el incienso; y el sacerdote lo quemará sobre el altar como memorial, oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. 3El resto de la oblación será para Aarón y sus hijos, como porción santísima de la oblación para el Señor. 4Si ofreces una oblación de pasta cocida al horno, será de flor de harina, en forma de panes ácimos amasados con aceite, o de tortas ácimas untadas en aceite. 5Si tu ofrenda es una oblación preparada en sartén, será de flor de harina, amasada con aceite, sin levadura. 6La partirás en trozos y derramarás aceite sobre ella. Es una oblación. 7Si tu ofrenda es una oblación preparada a la parrilla, será de flor de harina con aceite. 8La oblación así preparada, se la llevarás al Señor. Será presentada al sacerdote, quien la acercará al altar. 9El sacerdote tomará parte de la oblación como memorial y la quemará sobre el altar, como oblación de aroma que aplaca al Señor. 10El resto de la oblación será para Aarón y sus hijos, como porción santísima de la oblación para el Señor. 11Toda oblación que ofrezcáis al Señor será preparada sin levadura, porque nada que contenga fermento o miel debe ser quemado como oblación para el Señor. 12Lo podéis ofrecer como ofrenda de primicias, pero no lo pondréis sobre el altar como sacrificio de aroma que aplaca. 13Toda oblación la sazonarás con sal; no permitirás que falte nunca la sal de la alianza de tu Dios en ninguna de tus oblaciones; todas tus ofrendas llevarán sal. 14Si ofreces al Señor una oblación de primicias, será, por ser oblación de primicias, de espigas tostadas al fuego o de grano tierno machacado. 15Derramarás encima aceite y le pondrás incienso. Es una oblación. 16El sacerdote quemará, como memorial de la misma, parte del grano majado y del aceite, con todo el incienso. Es oblación para el Señor. 1Si su ofrenda es un sacrificio de comunión, si es de vacuno, macho o hembra, ofrecerá ante el Señor una res sin defecto. 2Impondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará a la entrada de la Tienda del Encuentro. Por su parte, los sacerdotes hijos de Aarón derramarán la sangre alrededor del altar. 3Ofrecerá parte del sacrificio de comunión como oblación para el Señor: la grasa que cubre las entrañas y toda la que hay sobre las mismas; 4los dos riñones con la grasa adherida a ellos y a los lomos; y el lóbulo del hígado; todo esto lo pondrá aparte con los riñones. 5Los hijos de Aarón lo quemarán sobre el altar encima del holocausto colocado sobre la leña que está sobre el fuego. Es una oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. 6Si su ofrenda como sacrificio de comunión para el Señor es de ganado menor, macho o hembra, ofrecerá una res sin defecto. 7Si lo que ofrece es un cordero, lo presentará ante el Señor, 8impondrá la mano sobre la cabeza de la ofrenda y la degollará delante de la Tienda del Encuentro. Los hijos de Aarón derramarán la sangre alrededor del altar. 9Él ofrecerá, de este sacrificio de comunión, la grasa, como oblación para el Señor: la cola entera, cortada desde la rabadilla; la grasa que cubre las entrañas y toda la que hay sobre las mismas; 10los dos riñones con la grasa adherida a ellos y a los lomos, y el lóbulo del hígado. Todo esto lo pondrá aparte con los riñones. 11El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es alimento, oblación para el Señor. 12Si su ofrenda es de ganado cabrío, la presentará ante el Señor, 13le impondrá la mano sobre su cabeza y la degollará ante la Tienda del Encuentro. Los hijos de Aarón derramarán su sangre alrededor del altar. 14Presentará de ella, como ofrenda, oblación para el Señor: la grasa que cubre las entrañas y toda la que hay sobre las mismas; 15los dos riñones y la grasa adherida a ellos y a los lomos; y el lóbulo del hígado. Todo esto lo pondrá aparte con los riñones. 16El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es alimento, oblación de suavísimo aroma que aplaca al Señor. Toda grasa le pertenece al Señor. 17Es ley perpetua, para todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis, no comeréis nada de grasa ni de sangre”». 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di esto a los hijos de Israel: “Si alguien peca por ignorancia contra cualquiera de las prohibiciones del Señor y comete una de esas acciones prohibidas: 3Si el que peca es el sacerdote ungido, haciendo así culpable al pueblo, ofrecerá al Señor por el pecado cometido un novillo sin defecto, como sacrificio expiatorio. 4Llevará el novillo a la entrada de la Tienda del Encuentro a la presencia del Señor, impondrá la mano sobre la cabeza del novillo y lo degollará en presencia del Señor. 5 El sacerdote ungido tomará sangre del novillo y la introducirá en la Tienda del Encuentro. 6 El sacerdote mojará su dedo en la sangre y hará con ella siete aspersiones delante del Señor hacia el velo del Santuario. 7El sacerdote untará con sangre los salientes del altar del incienso aromático que está delante del Señor en la Tienda del Encuentro, y verterá toda la sangre restante del novillo al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la Tienda del Encuentro. 8De toda la grasa del novillo expiatorio reservará la que cubre las entrañas y toda la que hay sobre las mismas; 9los dos riñones y la grasa adherida a ellos y a los lomos, y el lóbulo del hígado. Todo esto lo pondrá aparte con los riñones, 10lo mismo que se hace con el novillo del sacrificio de comunión; y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos. 11La piel del novillo, toda su carne, con su cabeza y sus patas, sus entrañas con los excrementos, 12el novillo entero, lo sacará fuera del campamento, a un lugar puro, al vertedero de las cenizas. Y lo quemará poniéndolo sobre leña y dándole fuego. Será quemado en el vertedero de las cenizas. 13Si es toda la comunidad de Israel la que peca por ignorancia y, haciendo cualquiera de las cosas prohibidas por el Señor, se hace culpable, pero el hecho no es advertido por la comunidad, 14en cuanto llegue a darse cuenta del pecado cometido en ella, la comunidad ofrecerá un novillo como sacrificio expiatorio. Lo llevarán ante la Tienda del Encuentro; 15los ancianos de la comunidad impondrán las manos sobre la cabeza del novillo delante del Señor y el novillo será degollado delante del Señor. 16Luego, el sacerdote ungido introducirá sangre del novillo en la Tienda del Encuentro; 17el sacerdote mojará su dedo en la sangre y hará siete aspersiones delante del Señor hacia el velo. 18Untará con sangre los salientes del altar que se halla ante el Señor en la Tienda del Encuentro, y derramará el resto de la sangre al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada de la Tienda del Encuentro; 19quitará toda la grasa del novillo y la quemará sobre el altar, 20haciendo con este novillo como se hace con el novillo del sacrificio expiatorio. Lo mismo hará con él. Así el sacerdote hará expiación por ellos y se les perdonará. 21Sacará el novillo fuera del campamento y lo quemará como el novillo anterior. Es el sacrificio expiatorio de la asamblea. 22Si el que ha pecado es un príncipe y se ha hecho culpable, haciendo por ignorancia cualquiera de las cosas prohibidas por el Señor su Dios, 23cuando se le indique que ha cometido pecado, presentará como ofrenda un macho cabrío sin defecto. 24Impondrá la mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se inmola el holocausto en presencia del Señor. Es un sacrificio expiatorio. 25El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima, untará los salientes del altar de los holocaustos y derramará la sangre restante al pie del altar de los holocaustos. 26Quemará toda la grasa sobre el altar como se hace con la grasa del sacrificio de comunión. El sacerdote hará así la expiación por su pecado, y se le perdonará. 27Si es uno cualquiera del pueblo de la tierra el que peca por ignorancia y se hace culpable, haciendo algo prohibido por el Señor, 28cuando se le indique que ha cometido pecado, presentará como ofrenda por el pecado cometido una cabra sin defecto. 29Impondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará en el mismo lugar que los holocaustos. 30El sacerdote mojará su dedo en la sangre, untará con ella los salientes del altar de los holocaustos y derramará toda la sangre restante al pie del altar. 31Apartará toda la grasa de la víctima, como se aparta la grasa de un sacrificio de comunión, y el sacerdote la quemará sobre el altar como aroma que aplaca al Señor. El sacerdote hará así expiación por él y se le perdonará. 32Si presenta un cordero como ofrenda expiatoria, será una hembra sin defecto. 33Impondrá la mano sobre la cabeza de la víctima y la degollará como sacrificio expiatorio en el lugar donde se inmola el holocausto. 34El sacerdote mojará su dedo en la sangre de la víctima y untará con ella los salientes del altar de los holocaustos, y derramará toda la sangre restante al pie del mismo altar. 35Apartará toda la grasa de la víctima, como se aparta la grasa del cordero del sacrificio de comunión, y el sacerdote la quemará sobre el altar, con los sacrificios que se queman para el Señor. El sacerdote hará así expiación por el pecado que ha cometido, y se le perdonará. 51Si alguien peca porque se le ha conjurado a que declare como testigo, porque lo ha visto o lo ha oído, y no lo declara, incurre en pecado; 2o, si alguien toca, sin darse cuenta, algo impuro, sea el cadáver de una fiera impura, o el de un ganado impuro o el de un bicho impuro, se hace también él impuro y culpable; 3o, si alguien toca, sin darse cuenta, alguna de las inmundicias humanas con que puede contaminarse, luego, cuando se da cuenta, incurre en culpa; 4o, si alguien pronuncia a la ligera un juramento por el que se compromete a hacer algo, para bien o para mal, en esos casos en que uno suele jurar a la ligera, luego, cuando se da cuenta, incurre en culpa; 5el que ha incurrido en culpa en cualquiera de esos casos confesará su pecado, 6y presentará al Señor, como reparación por el pecado cometido, una hembra de ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio expiatorio y el sacerdote hará así la expiación por su pecado. 7Si no le alcanza para una res menor, presentará al Señor, como reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, una de las aves como sacrificio expiatorio y otra en holocausto. 8Las presentará al sacerdote, quien ofrecerá primero la del sacrificio expiatorio. Le cortará con las uñas la cabeza por la nuca, sin arrancarla del todo. 9Rociará con sangre de la víctima la pared del altar, y derramará al pie del altar el resto de la sangre. Es un sacrificio expiatorio. 10Con la otra ave ofrecerá un holocausto, conforme al ritual. El sacerdote hará así expiación por el pecado que ha cometido y se le perdonará. 11Si no le alcanza para dos tórtolas o dos pichones, presentará, como ofrenda por haber pecado, una décima de medida de flor de harina como sacrificio expiatorio. No le pondrá aceite, ni le echará incienso, porque es sacrificio expiatorio. 12La presentará al sacerdote; y el sacerdote, tomando de ella un puñado como memorial, lo quemará sobre el altar, junto con las oblaciones quemadas para el Señor. Es un sacrificio expiatorio. 13El sacerdote hará así expiación por el pecado que cometió esa persona en cualquiera de los casos citados, y se le perdonará. Al sacerdote le corresponde lo mismo que en la oblación”». 14El Señor dijo a Moisés: 15«Si alguien comete un delito, quedándose por ignorancia con algo consagrado del Señor, ofrecerá al Señor como sacrificio de reparación un carnero sin defecto, valorado en siclos de plata, siclos del Santuario, como sacrificio de reparación. 16Restituirá lo que defraudó de los derechos sagrados añadiendo un quinto más, y se lo entregará al sacerdote. El sacerdote hará por él la expiación con el carnero del sacrificio de reparación; y se le perdonará. 17Si alguien peca, sin darse cuenta, haciendo algo prohibido por el Señor, incurre en culpa y ha de cargar con su pecado. 18Llevará al sacerdote, como sacrificio de reparación, un carnero sin defecto, según valoración. El sacerdote hará expiación por la falta que cometió sin darse cuenta, y se le perdonará. 19Es un sacrificio de reparación, pues incurrió en culpa ante el Señor». 20El Señor dijo a Moisés: 21«Si uno peca y comete un delito contra el Señor mintiendo a su prójimo acerca de un depósito o de un objeto confiado a sus manos, o de algo robado, o quitado a la fuerza; 22o si halla un objeto perdido y lo niega, o jura en falso sobre cualquiera de esas cosas en que se suele pecar; 23si peca así e incurre en culpa, devolverá lo robado, o lo quitado a la fuerza, o el depósito que se le confió, o la cosa perdida que halló, 24o aquello sobre lo cual juró en falso. Lo restituirá íntegramente, añadiendo un quinto más, y lo devolverá a su dueño el mismo día de su sacrificio de reparación. 25Entregará para el Señor su sacrificio de reparación: un carnero sin defecto, según valoración, como sacrificio de reparación. 26El sacerdote hará por él la expiación delante del Señor y le será perdonada cualquiera de las faltas de las que sea culpable». 1El Señor dijo a Moisés: 2«Da esta orden a Aarón y a sus hijos: “Esta es la ley del holocausto. (Se trata del holocausto que queda sobre las brasas de encima del altar, toda la noche hasta la mañana; el fuego del altar se ha de mantener encendido). 3El sacerdote se vestirá su túnica de lino y cubrirá su cuerpo con calzones también de lino. Retirará la ceniza a la que el fuego habrá reducido las grasas del holocausto puestas sobre el altar y la depositará a un lado del altar. 4Después se quitará las vestiduras y se pondrá otras para sacar la ceniza fuera del campamento a un lugar puro. 5El fuego del altar ha de permanecer encendido sin apagarse; el sacerdote lo alimentará con leña todas las mañanas, colocará encima el holocausto y sobre él quemará la grasa de los sacrificios de comunión. 6Es un fuego que ha de arder permanentemente sobre el altar sin apagarse. 7Esta es la ley de la oblación vegetal: los hijos de Aarón la presentarán delante del Señor, ante al altar. 8Uno de ellos tomará de la oblación un puñado de flor de harina (con su aceite y todo el incienso que se añade a la oblación), y lo quemará sobre el altar, en memorial, como aroma que aplaca al Señor. 9Lo restante lo comerán Aarón y sus hijos. Lo comerán sin levadura, en lugar santo, en el atrio de la Tienda del Encuentro. 10No se cocerá con levadura: es la porción que yo les asigno de las oblaciones quemadas para mí. Es cosa santísima, como el sacrificio expiatorio y el sacrificio de reparación. 11La podrán comer todos los varones de los hijos de Aarón. Es ley perpetua para vuestros descendientes acerca de las oblaciones quemadas al fuego para el Señor: todo cuanto entra en contacto con ellos queda consagrado”». 12El Señor dijo a Moisés: 13«Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos ofrecerán al Señor el día de su consagración: una décima de medida de flor de harina, como oblación perpetua, la mitad por la mañana y la mitad por la tarde. 14Será preparada con aceite en la sartén; la ofrecerás bien frita y la presentarás partida en trozos como aroma que aplaca al Señor. 15La ofrecerá el sacerdote ungido que suceda a Aarón de entre sus hijos. Es ley perpetua: será quemada en su totalidad para el Señor. 16Cualquier oblación de sacerdote será quemada por completo; nada se podrá comer». 17El Señor dijo a Moisés: 18«Di esto a Aarón y a sus hijos: “Esta es la ley del sacrificio expiatorio: La víctima expiatoria será inmolada en el lugar en que se inmola el holocausto, delante del Señor. Es cosa santísima. 19La comerá el sacerdote que ha ofrecido la víctima expiatoria. Será comida en lugar santo, dentro del atrio de la Tienda del Encuentro. 20Todo cuanto entra en contacto con esta carne queda consagrado. Si su sangre salpica los vestidos, lavarás en lugar santo la parte salpicada. 21La vasija en que haya sido cocida, si es de barro, se romperá; pero si ha sido cocida en vasija de bronce, esta se fregará y enjuagará con agua. 22Todo varón de linaje sacerdotal podrá comerla. Es cosa santísima. 23Pero no se comerá ninguna víctima expiatoria cuya sangre haya sido introducida en la Tienda del Encuentro para hacer la expiación dentro del Santuario: será consumida por el fuego. 1Esta es la ley del sacrificio de reparación. Es cosa santísima. 2Degollarán la víctima de reparación en el lugar donde se degüella el holocausto, y su sangre se derramará por todos los lados del altar. 3Se ofrecerá toda la grasa de la víctima: la cola y la grasa que recubre las entrañas; 4los dos riñones y la grasa adherida a ellos y a los lomos, y el lóbulo del hígado; se apartará toda esa grasa junto con los riñones. 5El sacerdote lo quemará sobre el altar como oblación para el Señor. Es un sacrificio de reparación. 6Podrán comerlo todos los varones de linaje sacerdotal; se comerá en lugar sagrado. Es cosa santísima. 7El sacrificio expiatorio es como el sacrificio de reparación: tienen la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que haya hecho la expiación con ella. 8La piel de la víctima de un holocausto presentado por alguien, será para el sacerdote que la ha ofrecido. 9Toda oblación cocida al horno o preparada en cazuela o en sartén pertenece también al sacerdote que la ofrece; 10pero toda oblación amasada con aceite, o seca, es para todos los hijos de Aarón, en porciones iguales. 11Esta es la ley de los sacrificios de comunión que se ofrecen al Señor: 12Si se ofrece el sacrificio en alabanza, se ofrecerán, junto con él, panes ácimos amasados con aceite, tortas sin levadura untadas de aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite. 13Se añadirá esta ofrenda a las tortas de pan fermentado y al sacrificio de alabanza. 14Se reservará una pieza de cada clase como tributo al Señor y corresponderá al sacerdote que haya derramado la sangre del sacrificio de comunión. 15La carne del sacrificio de comunión en alabanza se comerá el día mismo en que se ofrece, sin dejar nada de ella para la mañana siguiente. 16Si se ofrece la víctima cumpliendo un voto, o como ofrenda voluntaria, se comerá el mismo día en que ha sido ofrecida, y lo que sobre podrá comerse al día siguiente. 17Pero lo que quede de la carne de la víctima para el tercer día será quemado. 18Si se come la carne de un sacrificio de comunión al tercer día, no obtendrá favor el que lo ofrece; no se le tendrá en cuenta. Es una abominación. Y quien coma de ella, cargará con su culpa. 19La carne que haya tocado alguna cosa impura, no se puede comer; será consumida por el fuego. Toda persona pura podrá comer la carne. 20Pero quien, en estado de impureza, coma carne del sacrificio de comunión presentado al Señor, será excluido de su pueblo. 21Si alguien toca cualquier cosa inmunda, sea inmundicia de hombre, o de animal, o cualquier otra abominación impura, y luego come carne del sacrificio de comunión ofrecido al Señor, será excluido de su pueblo”». 22El Señor habló así a Moisés: 23«Di esto a los hijos de Israel: “No comeréis grasa de buey, ni de cordero ni de cabra. 24La grasa de animal muerto o destrozado podrá servir para cualquier uso, pero en modo alguno la comeréis. 25Porque todo aquel que coma grasa de animal que puede ofrecerse al Señor como oblación, será excluido de su pueblo. 26Tampoco comeréis sangre de ave o de otro animal, en ninguno de los lugares en que habitéis. 27Todo el que coma cualquier clase de sangre será excluido de su pueblo”». 28El Señor habló así a Moisés: 29«Di esto a los hijos de Israel: “Quien ofrezca al Señor un sacrificio de comunión, presente al Señor una porción de su sacrificio. 30Con sus propias manos presentará los alimentos que se han de quemar para el Señor: él mismo presentará la grasa y el pecho: el pecho para el balanceo ritual ante el Señor. 31El sacerdote quemará la grasa sobre el altar. El pecho es para Aarón y sus hijos. 32Reservaréis también al sacerdote, como tributo, la pierna derecha de vuestros sacrificios de comunión. 33Esta pierna derecha pertenecerá a aquel de los hijos de Aarón que haya ofrecido la sangre y la grasa de los sacrificios de comunión. 34Pues yo retengo a los hijos de Israel, de sus sacrificios de comunión, el pecho sometido al rito de balanceo y la pierna del tributo, y se lo doy, de parte de ellos, al sacerdote Aarón y a sus hijos. Es una ley perpetua. 35Esta es la porción de Aarón y de sus hijos, en las oblaciones quemadas en honor del Señor, desde el día en que fueron presentados para ejercer el sacerdocio del Señor. 36Esto es lo que el Señor mandó que los hijos de Israel le dieran el mismo día en que los ungió. Es ley perpetua, de generación en generación. 37Esta es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio expiatorio, del sacrificio de reparación, del sacrificio de investidura y del sacrificio de comunión. 38El Señor se lo prescribió a Moisés en el monte Sinaí, cuando mandó a los hijos de Israel, en el desierto del Sinaí, que presentaran sus ofrendas al Señor”». 1El Señor habló así a Moisés: 2«Toma a Aarón y a sus hijos, las vestiduras, el aceite de la unción, el novillo del sacrificio expiatorio, los dos carneros y el cestillo de panes ácimos, 3y convoca a toda la asamblea a la entrada de la Tienda del Encuentro». 4Moisés cumplió el mandato del Señor y se congregó la asamblea a la entrada de la Tienda del Encuentro. 5Moisés dijo a la asamblea: «Esto es lo que el Señor ha mandado hacer». 6Después hizo que se acercaran Aarón y sus hijos, y los bañó. 7Le impuso a Aarón la túnica y se la ciñó con la banda, le puso el manto y encima le colocó el efod, y se lo ciñó sujetándolo con la cinta del mismo efod. 8Le impuso el pectoral y metió en él los urim y los tumim. 9Le puso un turbante en la cabeza y le impuso, en la parte delantera del mismo, la flor de oro, la diadema santa, como el Señor le había ordenado. 10Tomando después el óleo de la unción, ungió Moisés la Morada y todas las cosas que en ella había, y las consagró. 11Hizo con el aceite siete aspersiones sobre el altar y ungió el altar con todos sus utensilios, la pila con su peana, y los consagró. 12Luego derramó óleo sobre la cabeza de Aarón y lo ungió, y así lo consagró. 13Después Moisés hizo que se acercaran los hijos de Aarón, les vistió la túnica, se la ciñó con la banda y les puso sobre la cabeza las birretas; como el Señor le había ordenado. 14Hizo traer el novillo del sacrificio expiatorio. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del novillo expiatorio. 15Moisés lo degolló y, tomando de su sangre, untó con el dedo los salientes del altar por todos los lados: así lo purificó. Derramó la sangre al pie del altar y así lo consagró para hacer en él la expiación. 16Tomó toda la grasa que envuelve las vísceras, el lóbulo del hígado, los dos riñones con su grasa, y lo quemó sobre el altar. 17El resto del novillo, la piel, la carne y los intestinos, lo quemó fuera del campamento; como el Señor le había ordenado. 18Hizo traer el carnero del holocausto. Aarón y sus hijos pusieron las manos sobre la cabeza de la víctima. 19Moisés lo degolló y roció con la sangre el altar por todos los lados. 20Descuartizó el carnero y quemó la cabeza, los trozos y la grasa. 21Lavó las entrañas y las patas, y quemó todo el carnero sobre el altar, como holocausto de calmante aroma, oblación para el Señor, tal como el Señor se lo había ordenado. 22Hizo luego traer el segundo carnero, el del sacrificio de investidura. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. 23Moisés lo degolló y, tomando de su sangre, untó el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. 24Hizo Moisés que se acercaran los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho; y derramó la sangre sobre el altar por todos los lados. 25Tomó la grasa, la cola, toda la grasa que envuelve las entrañas, el lóbulo del hígado, los dos riñones con su grasa y la pierna derecha. 26Del canastillo de los ácimos puesto ante el Señor tomó un pan ácimo, un pan amasado con aceite y una torta, y los colocó sobre la grasa y la pierna derecha. 27Lo puso todo ello en manos de Aarón y de sus hijos. Aarón hizo con ello el rito de balanceo ante el Señor. 28Luego Moisés lo tomó de sus manos y lo quemó en el altar, encima del holocausto. Fue el sacrificio de investidura: calmante aroma, oblación en honor del Señor. 29Después Moisés tomó el pecho e hizo con él el rito de balanceo ante el Señor; era la ración del carnero de investidura que correspondía a Moisés, como se lo había ordenado el Señor. 30Moisés tomó el óleo de la unción y sangre de encima del altar, y roció a Aarón y sus vestiduras, así como a los hijos de Aarón y sus vestiduras. Así consagró a Aarón y sus vestiduras, así como a sus hijos y las vestiduras de sus hijos. 31Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: «Coced la carne a la entrada de la Tienda del Encuentro y comedla allí mismo; comed también el pan del canastillo de la investidura. Así se me ordenó: “Lo comerán Aarón y sus hijos”. 32Las sobras de la carne y del pan las quemaréis. 33Y no salgáis por la puerta de la Tienda del Encuentro durante siete días, hasta que se cumpla el tiempo de vuestra investidura; porque son siete los días que ha de durar vuestra investidura. 34El Señor ha mandado que se proceda como se ha procedido hoy para obtener vuestra expiación 35Así permaneceréis siete días, día y noche, a la entrada de la Tienda del Encuentro. Respetaréis las prescripciones del Señor, y así no moriréis. Es lo que me ha sido ordenado». 36Aarón y sus hijos cumplieron todo lo que el Señor había mandado por medio de Moisés. 1El día octavo Moisés llamó a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel. 2Y dijo a Aarón: «Trae un novillo para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto, ambos sin defecto, y ofrécelos delante del Señor. 3Y dirás a los hijos de Israel: “Tomad un macho cabrío para el sacrificio expiatorio, un novillo y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para el holocausto; 4un buey y un carnero, para los sacrificios de comunión, para sacrificarlos delante del Señor; y una oblación amasada con aceite, porque hoy el Señor se os va a mostrar”». 5 Llevaron, pues, ante la Tienda del Encuentro lo que Moisés había mandado. Toda la comunidad se acercó y se colocó ante el Señor. 6Moisés les dijo: «Esto es lo que ha mandado el Señor; cumplidlo y se os mostrará la gloria del Señor». 7Después dijo Moisés a Aarón: «Acércate al altar, y ofrece tu sacrificio expiatorio y tu holocausto. Haz así la expiación por ti mismo y por tu casa. Presenta luego la ofrenda del pueblo y haz la expiación por el pueblo, como ha ordenado el Señor». 8Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el novillo del sacrificio por su propio pecado. 9Los hijos de Aarón le acercaron la sangre; y él, mojando su dedo en la sangre, untó con ella los salientes del altar y derramó la sangre al pie del mismo altar. 10Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado de la víctima expiatoria, como el Señor se lo había ordenado a Moisés. 11 Pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento. 12Después degolló la víctima del holocausto. Los hijos de Aarón le acercaron la sangre, y él roció con ella el altar, todo alrededor. 13Le acercaron la víctima del holocausto ya descuartizada y la cabeza, y Aarón lo quemó todo sobre el altar. 14 Lavó las entrañas y las patas, y las quemó sobre el altar encima del holocausto. 15Después presentó la ofrenda del pueblo: tomó el macho cabrío correspondiente al sacrificio expiatorio del pueblo, lo degolló y lo sacrificó como sacrificio expiatorio, igual que el primero. 16Ofreció el holocausto, siguiendo el ritual establecido. 17Presentó también la oblación: tomando un puñado de ella, la quemó en el altar (además del holocausto matutino). 18Degolló también el buey y el carnero como sacrificio de comunión por el pueblo. Los hijos de Aarón le acercaron la sangre, y él roció con ella el altar, todo alrededor. 19Las partes grasas del buey y del carnero, la cola, la grasa que envuelve las entrañas, los riñones y el lóbulo del hígado, 20las pusieron sobre los pechos de las víctimas y él las quemó sobre el altar. 21Aarón hizo el rito de balanceo con los pechos y la pierna derecha ante el Señor, como le había ordenado Moisés. 22Aarón, alzando las manos sobre el pueblo, lo bendijo; y, después de haber ofrecido el sacrificio expiatorio, el holocausto y el sacrificio de comunión, bajó. 23Aarón y Moisés entraron en la Tienda del Encuentro. Cuando salieron, bendijeron al pueblo. Y la gloria del Señor se mostró a todo el pueblo. 24De la presencia del Señor salió fuego, que devoró el holocausto y la grasa que estaban sobre el altar. Al verlo, el pueblo prorrumpió en aclamaciones y cayó rostro en tierra. 1Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, les pusieron fuego, les echaron incienso y ofrecieron ante el Señor un fuego profano, que él no les había mandado. 2Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los devoró y murieron en presencia del Señor. 3Moisés dijo entonces a Aarón: «Esto es lo que el Señor quería declarar cuando dijo: “Mostraré mi santidad en los que se me acercan, manifestaré mi gloria ante la faz de todo el pueblo”». Aarón se calló. 4Moisés llamó a Misael y a Elsafán, hijos de Uziel, tío paterno de Aarón, y les dijo: «Acercaos, retirad a vuestros hermanos de delante del Santuario y sacadlos fuera del campamento». 5Se acercaron y los sacaron envueltos en sus túnicas fuera del campamento, como Moisés había ordenado. 6Moisés dijo a Aarón y a sus hijos, Eleazar e Itamar: «No llevéis la cabeza desgreñada, ni rasguéis vuestras vestiduras; así no moriréis, ni la ira del Señor se encenderá contra toda la comunidad. Vuestros hermanos, toda la casa de Israel, llorarán a los abrasados por el fuego del Señor. 7No os apartéis de la entrada de la Tienda del Encuentro, no sea que muráis, pues lleváis sobre vosotros la unción del Señor». Ellos obedecieron la palabra de Moisés. 8El Señor dijo a Aarón: 9«Cuando hayáis de entrar en la Tienda del Encuentro, no bebáis vino ni bebida que pueda embriagar, ni tú ni tus hijos, no sea que muráis. Es ley perpetua para todas vuestras generaciones. 10Así podréis distinguir entre lo sagrado y lo profano, entre lo impuro y lo puro, 11y enseñar a los hijos de Israel todos los preceptos que el Señor les ha dado por medio de Moisés». 12Moisés dijo a Aarón y a los hijos que le quedaban, Eleazar e Itamar: «Tomad la oblación, lo sobrante de las oblaciones quemadas en honor del Señor, y comedla sin levadura junto al altar, porque es cosa santísima. 13La comeréis en lugar sagrado, porque es tu porción y la de tus hijos de entre las oblaciones quemadas en honor del Señor. Es la orden que he recibido. 14El pecho de la ofrenda sometido al rito de balanceo y la pierna del tributo las comeréis en lugar puro, tú, tus hijos y tus hijas, porque han sido apartados, para ti y para tus hijos, de entre los sacrificios de comunión de los hijos de Israel. 15Ellos entregarán la pierna del tributo y el pecho de balanceo, además de las grasas que han de ser quemadas con el rito de balanceo delante del Señor. Son porción que os pertenece perpetuamente a ti y a tus hijos. Así lo ha ordenado el Señor». 16Moisés preguntó por el macho cabrío del sacrificio expiatorio; y resultó que había sido ya quemado. Enfadado contra Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aarón, dijo: 17«¿Por qué no habéis comido en lugar sagrado la víctima del sacrificio expiatorio? Era cosa santísima, que se os daba a vosotros para borrar la falta de la comunidad, haciendo expiación por ellos ante el Señor. 18Teníais que haberla comido en lugar sagrado, según os había ordenado, porque su sangre no había sido introducida en el Santuario». 19Respondió Aarón a Moisés: «Mira, si su sacrificio expiatorio y su holocausto han sido presentados delante del Señor y me ha sucedido esto; ¿acaso le iba a agradar al Señor que yo comiera hoy la víctima expiatoria?». 20Cuando Moisés oyó esto, le pareció bien. 1El Señor habló así a Moisés y a Aarón: 2«Decid esto a los hijos de Israel: “De los animales terrestres podéis comer los siguientes: 3cualquier animal de pezuña partida, hendida en dos mitades, y que rumia, lo podéis comer. 4Pero de los que rumian o tienen la pezuña partida, no comeréis: el camello, que rumia, pero no tiene partida la pezuña: consideradlo impuro; 5el conejo, que rumia, pero no tiene la pezuña partida: consideradlo impuro; 6la liebre, que rumia, pero no tiene la pezuña partida: consideradla impura; 7el cerdo, que tiene la pezuña partida, hendida en dos mitades, pero no rumia: consideradlo impuro. 8No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; los consideraréis impuros. 9De los animales que viven en el agua, sean de mar o río, podéis comer todos los que tienen aletas y escamas. 10Pero los bichos acuáticos, u otros animales que viven en el agua, de cualquier clase que sean, en mar o río, que carecen de aletas y escamas, los consideraréis abominables. 11Los tendréis por abominables: no comeréis su carne y tendréis sus cadáveres como abominables. 12Todo cuanto vive en las aguas y carece de aletas y escamas, lo consideraréis abominable. 13De las aves, consideraréis abominables, y no las comeréis, porque son abominables, las siguientes: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 14el buitre, el halcón en todas sus variedades, 15el cuervo en todas sus variedades, 16el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán en todas sus variedades, 17el búho, el somormujo, el ibis, 18el cisne, el pelícano, el calamón, 19la cigüeña, la garza en todas sus variedades, la abubilla y el murciélago. 20Todo bicho alado que anda sobre cuatro patas lo consideraréis abominable. 21Pero de todos los bichos alados que andan sobre cuatro patas, podéis comer aquellos que, además de sus cuatro patas, tienen zancas para saltar con ellas sobre el suelo. 22De estos podéis comer los siguientes: la langosta en todas sus variedades y todas las variedades de saltamontes, caballetas y grillos. 23 Cualquier otro bicho alado de cuatro patas lo tendréis por abominable. 24Con estos animales contraeréis impureza. El que toca su cadáver queda impuro hasta la tarde. 25El que transporta alguno de sus cadáveres lavará sus ropas y quedará impuro hasta la tarde. 26Todo animal que no tiene la pezuña partida en dos y que no rumia, consideradlo impuro. Todo aquel que lo toque quedará impuro. 27De los cuadrúpedos, considerad impuros todos los que andan sobre las plantas de sus pies. El que toque sus cadáveres quedará impuro hasta la tarde. 28El que transporte el cadáver de uno de ellos tendrá que lavar sus ropas y quedará impuro hasta la tarde. Consideradlos impuros. 29De los bichos que pululan por la tierra, tendréis por impuros los siguientes: la comadreja, el ratón, el lagarto en cualquiera de sus variedades, 30el erizo, el cocodrilo, el camaleón, la salamandra y el topo. 31Todos estos bichos, los consideraréis impuros: todo el que toque su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 32Cualquier objeto sobre el que caiga uno de sus cadáveres, ya sea un instrumento de madera, o un vestido, o una piel, o un saco, o cualquier utensilio quedará impuro. Lo meteréis en agua y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. 33Si cae uno de esos cadáveres en una vasija de barro, quedará impuro cuanto haya dentro de ella; y romperéis la vasija. 34Todo comestible preparado con agua en esa vasija será impuro y toda bebida que se beba en una de esas vasijas será impura. 35Cualquier objeto sobre el que caiga alguno de esos cadáveres quedará impuro: el hornillo y el fogón serán destruidos; son impuros y como tales los consideraréis. 36Solo las fuentes y las cisternas en las que se recogen las aguas seguirán siendo puras. Pero el que toque sus cadáveres quedará impuro. 37Si cae alguno de esos cadáveres sobre grano destinado a la siembra, este seguirá siendo puro; 38mas si cae alguno de esos cadáveres sobre semilla ya remojada, la tendréis por impura. 39Cuando muera uno de los animales que podéis comer, el que toque su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 40El que coma carne de ese cadáver deberá lavar sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. Y el que transporte ese cadáver habrá de lavar sus ropas y quedará impuro hasta la tarde. 41Todo bicho que se arrastra por la tierra es abominable; no se puede comer. 42No comeréis ningún animal de los que caminan sobre su vientre o sobre cuatro o más patas, es decir, ningún bicho que se arrastra por la tierra, porque son abominables. 43No os hagáis abominables por ninguna clase de bicho que se arrastra, ni os hagáis impuros con ellos, ni os contaminéis por ellos. 44Porque yo soy el Señor, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo. No os volváis impuros con ninguno de esos bichos que se arrastran por el suelo. 45Pues yo soy el Señor, el que os subí de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed santos porque yo soy santo”». 46Esta es la ley sobre los animales, las aves y todos los seres vivientes que se mueven en el agua, y todos los que andan arrastrándose por la tierra; 47así sabréis distinguir entre lo impuro y lo puro, entre el animal que puede comerse y el que no puede comerse. 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di esto a los hijos de Israel: “Cuando una mujer quede embarazada y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días; será impura como durante sus reglas. 3El octavo día será circuncidado el niño; 4y ella permanecerá treinta y tres días más purificando su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni entrará en el Santuario hasta terminar los días de su purificación. 5 Si da a luz una niña, quedará impura durante dos semanas, como durante sus reglas, y se quedará en casa sesenta y seis días más purificando su sangre. 6Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o por niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio expiatorio. 7El sacerdote lo ofrecerá ante el Señor, haciendo por ella el rito de expiación, y quedará purificada del flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz un niño o una niña. 8Si no le alcanza para ofrecer una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio expiatorio; el sacerdote hará por ella el rito de expiación y quedará pura”». 1El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 2«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca una llaga como de lepra, será llevado ante el sacerdote Aarón, o ante uno de sus hijos sacerdotes. 3El sacerdote examinará la llaga de la piel; si el pelo en ella se ha vuelto blanco, y la llaga aparece más hundida que la piel, es llaga de lepra. Una vez que el sacerdote lo haya comprobado, lo declarará impuro. 4 Si es una mancha blanquecina en la piel, pero no aparece más hundida que la piel, y el pelo no se ha vuelto blanco, el sacerdote aislará al enfermo durante siete días. 5El séptimo día lo examinará; si comprueba que la llaga se ha estabilizado, sin extenderse por la piel, el sacerdote lo mantendrá aislado otros siete días. 6Pasados esos siete días, el sacerdote lo volverá a examinar: si ve que la llaga se ha descolorido y no se ha extendido por la piel, lo declarará puro; no es más que una erupción. El enfermo lavará sus vestidos y quedará puro. 7Pero si, después que el sacerdote lo ha examinado y declarado puro, la erupción sigue extendiéndose por la piel, se presentará de nuevo al sacerdote. 8El sacerdote lo examinará y, si la erupción se ha extendido por la piel, lo declarará impuro: es un caso de lepra. 9Cuando en alguien se manifieste una llaga como de lepra, será llevado al sacerdote. 10El sacerdote lo examinará y, si observa una inflamación blanquecina en la piel, y el color del pelo se ha vuelto blanco y se ha producido una úlcera en la inflamación, 11es un caso de lepra crónica; el sacerdote lo declarará impuro, sin necesidad de aislarlo, porque es impuro. 12Pero si la lepra se ha extendido por la piel hasta cubrir toda la piel del enfermo, de la cabeza a los pies, en cuanto puede apreciar el sacerdote, 13este lo examinará; y si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará puro al afectado por la llaga: como toda su piel se ha vuelto blanca, es puro. 14Pero si se aprecia en él una úlcera, es impuro; 15en cuanto el sacerdote vea la úlcera, lo declarará impuro. La úlcera es impura; es lepra. 16Pero si la úlcera cambia otra vez y se vuelve blanca, el enfermo se presentará al sacerdote. 17El sacerdote lo examinará; si observa que la llaga se ha vuelto blanca, declarará puro al enfermo: es puro. 18Si uno ha tenido en la piel una úlcera, y se le ha curado, 19pero en el lugar de la úlcera aparece una inflamación blanquecina, o una mancha rojiza pálida, habrá de presentarse al sacerdote. 20El sacerdote lo examinará, y si la mancha aparece más hundida que la piel y su pelo se ha vuelto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Es lepra que ha brotado en la úlcera. 21 Pero si el sacerdote observa que no hay en ella pelo blanco, ni está más hundida que la piel, y que está descolorida, lo aislará durante siete días. 22Si el mal se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra. 23Pero si la mancha sigue estacionaria, sin extenderse, es la cicatriz de la úlcera; el sacerdote lo declarará puro. 24Si uno tiene una quemadura en la piel, y sobre la quemadura se forma una mancha entre blanca y rojiza o simplemente blanca, 25el sacerdote la examinará; y si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha blanca y esta aparece más hundida que la piel, es que ha brotado lepra en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra. 26Pero si el sacerdote observa que en la mancha no aparece pelo blanco, que no está más hundida que la piel y que está descolorida, lo aislará durante siete días. 27El séptimo día lo examinará: si la mancha se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de lepra. 28Pero si la mancha sigue estacionaria, sin extenderse por la piel, y está descolorida, se trata de la inflamación de la quemadura. El sacerdote lo declarará puro: es la cicatriz de la quemadura. 29Cuando a un hombre o a una mujer se le produzca una llaga en la cabeza o en la barbilla, 30el sacerdote examinará la llaga, y si esta aparece más hundida que la piel, y el pelo es amarillento y escaso, el sacerdote lo declarará impuro; es un caso de tiña, lepra de la cabeza o de la barbilla. 31Pero si el sacerdote observa que la llaga de tiña no aparece más hundida que la piel y que el pelo no es amarillento, aislará al afectado por la tiña durante siete días. 32El séptimo día el sacerdote examinará el mal; si no se ha extendido la tiña, ni hay en ella pelo amarillento, ni la llaga aparece más hundida que la piel, 33el enfermo se afeitará, menos en la parte tiñosa; y el sacerdote aislará al afectado por otros siete días. 34El séptimo día el sacerdote lo examinará y, si no se ha extendido la llaga por la piel, ni aparece más hundida que la piel, lo declarará puro. El enfermo lavará sus vestidos y quedará puro. 35Pero si la tiña, después de la purificación, se extiende mucho por la piel, 36el sacerdote lo examinará de nuevo. Si comprueba que la tiña se ha extendido por la piel, no hace falta que mire si el pelo es amarillento; la persona es impura. 37Mas si, según su apreciación, la tiña no se ha extendido y ha crecido en ella pelo negro, esa persona se ha curado de la tiña: es pura y el sacerdote la declarará pura. 38Cuando a un hombre o a una mujer le salgan manchas en la piel, manchas blancas, 39el sacerdote las examinará; si observa que las manchas de la piel son blanquecinas, se trata de un eczema que le ha brotado en la piel; esa persona es pura. 40Si a un hombre se le cae el pelo de la cabeza, no es más que calvicie: es puro. 41Si se le cae el pelo de la cabeza por delante, es calvo por delante: es puro. 42Pero si en la calva de detrás o de delante se le forma una llaga entre blanca y rojiza, es que le ha brotado lepra en la calva de detrás o de delante. 43El sacerdote la examinará; si la hinchazón de la llaga en la parte calva es rojiza pálida, del mismo aspecto que la lepra de la piel, 44se trata de un leproso: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza. 45El enfermo de lepra andará con la ropa rasgada y la cabellera desgreñada, con la barba tapada y gritando: “¡Impuro, impuro!”. 46Mientras le dure la afección, seguirá siendo impuro. Es impuro y vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento. 47Cuando aparezca una mancha como de lepra en un vestido de lana o de lino, 48en el hilo o en la trama, o en una piel, o en cualquier objeto de cuero, 49si la mancha en el vestido o en la piel, o en el hilo o en la trama, o en cualquier objeto de cuero, es de color verduzco o rojizo, es un caso de lepra y debe ser mostrado al sacerdote. 50El sacerdote examinará la mancha y aislará el objeto manchado durante siete días. 51El séptimo día examinará la mancha; si se ha extendido por el vestido, hilo o trama, piel u objeto de cuero, es un caso de lepra maligna: el objeto es impuro. 52Quemará el vestido, hilo o trama, de lana o de lino, o el objeto de cuero en que se encuentre la mancha, pues es lepra maligna; será quemado. 53Pero si el sacerdote observa que no se ha extendido la mancha por el vestido, hilo o trama, u objeto de cuero, 54mandará lavar lo manchado y lo aislará otros siete días. 55Si el sacerdote ve que la mancha, después de lavada, no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido, el objeto es impuro; lo echarás al fuego: es una infección por el derecho o por el revés. 56Pero, si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, se ha descolorido, la arrancará del vestido, del cuero, del hilo o de la trama. 57Pero si vuelve a aparecer en el vestido, hilo o trama, u objeto de cuero, es un brote de lepra; quemarás lo afectado por la lepra. 58Pero si en el vestido, hilo o trama, u objeto de cuero, una vez lavado, desaparece la mancha, serán lavados de nuevo y quedarán puros. 59Esta es la ley para la mancha de lepra en los vestidos, de lana o de lino, en el hilo o en la trama, o en cualquier objeto de cuero, para declararlos puros o impuros». 1El Señor dijo a Moisés: 2«Esta es la ley que ha de aplicarse al leproso en el día de su purificación. Será llevado al sacerdote 3y este saldrá fuera del campamento; si, tras haberlo examinado, comprueba que el leproso está ya curado de su lepra, 4el sacerdote mandará traer para el que ha de ser purificado dos pájaros puros vivos, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo. 5 Mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua corriente. 6Tomará luego el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, junto con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro degollado sobre agua corriente, 7y hará siete aspersiones sobre el que ha de ser purificado de la lepra y lo declarará puro. Y soltará el pájaro vivo en el campo. 8El que se purifica lavará sus vestidos, se afeitará totalmente, se bañará y quedará limpio. Entonces podrá entrar en el campamento; pero durante siete días se quedará fuera de su tienda. 9El día séptimo se afeitará todo el pelo, la cabeza, la barba, las cejas; en una palabra, todo el pelo, lavará también sus vestidos, bañará su cuerpo y quedará limpio. 10El día octavo tomará dos corderos sin defecto y una cordera de un año sin defecto; y como oblación, tres décimas de flor de harina amasada con aceite y un cuartillo de aceite. 11El sacerdote que hace la purificación presentará ante el Señor, junto con todo eso, al hombre que ha de purificarse, a la entrada de la Tienda del Encuentro. 12El sacerdote tomará uno de los corderos y lo ofrecerá como sacrificio de reparación, además del cuartillo de aceite, y ejecutará con él el rito de balanceo ante el Señor. 13Luego degollará el cordero en el lugar donde se degüellan el sacrificio por el pecado y el holocausto, en lugar sagrado; porque, tanto en el sacrificio expiatorio como en el sacrificio de reparación, la víctima pertenece al sacerdote; es cosa santísima. 14Después el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y untará el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. 15El sacerdote tomará parte del cuartillo de aceite y lo pondrá en la palma de su mano izquierda. 16Después untará un dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y hará con su dedo siete aspersiones de aceite delante del Señor. 17Con el aceite que le queda en la mano, el sacerdote untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho, así como la sangre de la víctima de reparación. 18El resto del aceite que quede en la mano del sacerdote, se derramará sobre la cabeza del que se purifica. El sacerdote expiará así por él ante el Señor. 19El sacerdote ofrecerá entonces el sacrificio expiatorio y hará así expiación por el que se purifica de su impureza. Después degollará el holocausto, 20y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la oblación. De esta manera el sacerdote hará expiación por él y quedará limpio. 21Si es pobre y no tiene suficientes recursos, tomará un cordero como sacrificio de reparación, como ofrenda para el balanceo ritual, para hacer expiación por él, y además, como oblación, una décima de flor de harina amasada con aceite, un cuartillo de aceite, 22y dos tórtolas o dos pichones, según sus posibilidades, uno como sacrificio por el pecado, y otro como holocausto. 23El octavo día, los llevará al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, delante del Señor, para su purificación. 24El sacerdote tomará el cordero del sacrificio de reparación y el cuartillo de aceite, y ejecutará con ellos el rito de balanceo ante el Señor. 25Degollará el cordero del sacrificio de reparación y el sacerdote tomará sangre de la víctima de reparación y untará el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho. 26Luego derramará parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; 27con un dedo de su mano derecha hará ante el Señor siete aspersiones con el aceite que tiene en la palma de la mano izquierda, 28untará con el aceite que tiene en su mano el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho, así como la sangre de la víctima de reparación. 29Derramará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que se purifica, haciendo expiación por él ante el Señor. 30Luego ofrecerá una de las tórtolas o de los pichones, según las posibilidades, 31uno como sacrificio expiatorio y otro como holocausto, además de la oblación. De este modo el sacerdote hará expiación ante el Señor por aquel que se purifica. 32Esta es la ley de la purificación para aquel que tiene lepra y cuyos recursos son limitados». 33El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 34«Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que os voy a dar en posesión, si yo hago aparecer manchas de lepra en alguna de las casas de la tierra que vais a poseer, 35el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote y le dirá: “Ha aparecido algo así como lepra en mi casa”. 36El sacerdote, sin esperar a entrar en la casa para examinar la mancha, ordenará que desalojen la casa, para que no se contamine de impureza lo que hay en ella. Después entrará el sacerdote a examinar la casa. 37Si al examinarla observa el sacerdote que la mancha forma en las paredes de la casa cavidades verduzcas y rojizas que parecen hundidas en la pared, 38saldrá a la puerta de la casa y la clausurará durante siete días. 39Volverá a los siete días, y si comprueba que la mancha se ha extendido por las paredes de la casa, 40mandará arrancar las piedras manchadas y arrojarlas a un lugar inmundo fuera de la ciudad. 41 Hará raspar todo el interior de la casa; y el polvo de las raspaduras lo echarán fuera de la ciudad, a un lugar inmundo. 42Luego tomarán otras piedras y las pondrán en el lugar de las primeras. Y revocarán la casa con argamasa nueva. 43Si, después de haber arrancado las piedras, y de haber raspado y revocado la mancha, esta vuelve a extenderse por la casa, 44el sacerdote entrará de nuevo; y si comprueba que la mancha se ha extendido por la casa, es un caso de lepra maligna en la casa, y esta es impura. 45Se derribará la casa. Sus piedras, sus maderas y todos los escombros serán sacados fuera de la ciudad a un lugar inmundo. 46Quien entre en esa casa mientras está clausurada quedará impuro hasta la tarde. 47El que duerma en ella habrá de lavar sus vestidos; y también el que coma en ella habrá de lavarlos. 48Pero si el sacerdote al entrar comprueba que, después de revocada la casa, la mancha no se ha extendido por ella, la declarará pura: se ha curado del mal. 49Entonces, para ofrecer por la casa un sacrificio expiatorio, tomará dos pájaros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo; 50degollará uno de los pájaros en una vasija de barro sobre agua corriente 51y, tomando la madera de cedro, el hisopo y la púrpura escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro degollado sobre agua corriente; y hará siete aspersiones sobre la casa. 52Hará la expiación en favor de la casa con la sangre del pájaro, con el agua viva, el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, 53y soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De este modo hará expiación por la casa, la cual quedará pura. 54Esta es la ley para toda clase de lepra o de tiña, 55para la lepra de vestidos y de casas, 56para tumores, erupciones y manchas blanquecinas, 57y para instruir sobre los casos de impureza y los casos de pureza. Esta es la ley de la lepra». 1El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 2«Decid a los hijos de Israel: “Si un hombre padece flujo seminal, ese flujo le hace impuro. 3La impureza causada por el flujo se da tanto si su cuerpo deja destilar el flujo, como si lo obstruye: es impuro. 4Toda cama en que se acueste el que padece flujo quedará impura y todo asiento en que se siente quedará impuro. 5El que toque su cama, lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 6El que se siente sobre un mueble en el que se haya sentado cualquiera que padece flujo, lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 7Quien toque el cuerpo del que padece flujo lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 8Si el que tiene flujo escupe sobre un hombre puro, este lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 9Toda montura sobre la que monte el que padece flujo será inmunda. 10Quien toque un objeto que haya estado debajo del enfermo quedará impuro hasta la tarde, y quien lo transporte lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 11Todo aquel a quien toque alguien que padece flujo y no se haya lavado antes las manos, lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 12Toda vasija de barro tocada por el que padece flujo será rota, y todo utensilio de madera será lavado con agua. 13Si el que padece flujo se cura, se contarán siete días hasta su purificación; después lavará sus vestidos, se bañará en agua corriente y quedará puro. 14El día octavo tomará dos tórtolas o dos pichones y se presentará ante el Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro, y los entregará al sacerdote. 15El sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio expiatorio, el otro como holocausto, y así el sacerdote hará ante el Señor expiación por él, por su flujo. 16Quien haya tenido derrame seminal se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 17Toda ropa y todo cuero sobre los cuales haya caído semen será lavado con agua y quedará impuro hasta la tarde. 18Cuando una mujer se acueste con un hombre, y se haya producido derrame, se bañarán ambos y quedarán impuros hasta la tarde. 19La mujer que tenga la menstruación, quedará impura siete días. Y quien la toque quedará impuro hasta la tarde. 20Todo aquello sobre lo que ella se acueste durante su impureza quedará impuro; y todo aquello sobre lo que se siente quedará impuro. 21Quien toque su cama lavará los vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 22Quien toque un mueble sobre el que ella se haya sentado lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 23Quien toque algo que está sobre la cama o sobre el mueble donde ella se sienta quedará impuro hasta la tarde. 24Si uno se acuesta con ella, se contamina de la impureza de sus reglas y queda impuro siete días; toda cama en la que él se acueste quedará impura. 25Cuando una mujer tenga flujo de sangre durante muchos días, fuera del tiempo de sus reglas, o cuando sus reglas se prolonguen, quedará impura mientras dure su flujo, como en la menstruación. 26Toda cama en que se acueste mientras dura su flujo quedará impura como la cama de la menstruación, y cualquier mueble sobre el que se siente quedará impuro como durante la menstruación. 27Quien los toque quedará impuro y lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 28Una vez que ella sane de su flujo, contará siete días y después quedará pura. 29El octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y los presentará al sacerdote a la entrada de la Tienda del Encuentro. 30El sacerdote los ofrecerá uno como sacrificio expiatorio, el otro como holocausto; y hará expiación ante el Señor por ella, por la impureza de su flujo. 31Mantened así a los hijos de Israel alejados de las impurezas, para que no mueran por contaminar con ellas mi Morada, que he puesto en medio de ellos”». 32Esta es la ley sobre el hombre que padece flujo o que queda impuro por derrame de semen, 33sobre la mujer durante la menstruación, sobre aquel que padece flujo, sea varón o mujer, y sobre aquel que se acuesta con una mujer en período de impureza. 1El Señor habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón que murieron al acercarse al Señor. 2El Señor mandó a Moisés: «Di a tu hermano Aarón que no entre en cualquier fecha en el Santuario, detrás del velo, ante el propiciatorio que cubre el Arca. Así no morirá. Porque yo me muestro en una nube sobre el propiciatorio. 3Estas son las condiciones para que pueda entrar Aarón en el Santuario: con un novillo para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. 4Se vestirá la túnica sagrada de lino, se cubrirá con calzones de lino, se ceñirá una banda de lino y se pondrá un turbante de lino. Son vestiduras sagradas: las vestirá después de haberse bañado. 5Además, recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto. 6Aarón ofrecerá su novillo expiatorio, y hará la expiación por sí mismo y por su casa. 7Después tomará los dos machos cabríos y los presentará ante el Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro. 8Sorteará los dos machos cabríos: uno para el Señor y otro para Azazel. 9Tomará el que haya tocado en suerte al Señor y lo ofrecerá en sacrificio expiatorio. 10El que haya tocado en suerte a Azazel lo presentará vivo ante el Señor, hará la expiación por él y después lo mandará al desierto, a Azazel. 11Aarón ofrecerá su novillo expiatorio y hará la expiación por sí mismo y por su familia; y lo degollará. 12Tomará del altar que está ante el Señor un incensario lleno de brasas y dos puñados de incienso aromático en polvo, y lo introducirá detrás del velo. 13Pondrá incienso sobre las brasas, ante el Señor, para que el humo del incienso oculte el propiciatorio que está sobre el Testimonio; y así no morirá. 14Después tomará sangre del novillo y salpicará con el dedo el propiciatorio, hacia oriente; después, ante el propiciatorio, hará siete aspersiones de sangre con el dedo. 15Degollará el macho cabrío, víctima expiatoria, presentado por el pueblo; llevará su sangre detrás del velo, igual que ha hecho con la sangre del novillo: la salpicará sobre el propiciatorio y delante de él. 16Así hará la expiación por el Santuario, por todas las impurezas y delitos de los hijos de Israel, por todos sus pecados. Lo mismo hará con la Tienda del Encuentro, que habita entre ellos, en medio de sus impurezas. 17Desde que Aarón entre a hacer la expiación hasta que salga no habrá nadie en la Tienda del Encuentro. Hará la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18Después saldrá, irá al altar que está ante el Señor y hará la expiación por él: tomará sangre del novillo y del macho cabrío, y untará con ella los salientes del altar. 19Salpicará la sangre con el dedo siete veces sobre el altar. Así lo consagrará y lo purificará de las impurezas de los hijos de Israel. 20Acabada la expiación tanto del Santuario como de la Tienda del Encuentro y del altar, Aarón presentará el macho cabrío vivo. 21Con las dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él las iniquidades y delitos de los hijos de Israel, todos sus pecados; se los echará encima de la cabeza al macho cabrío, y después, con el hombre designado para ello, lo mandará al desierto. 22Así el macho cabrío se lleva consigo, a región desierta, todas sus iniquidades. El encargado soltará el macho cabrío en el desierto. 23Después Aarón entrará en la Tienda del Encuentro, se quitará las vestiduras de lino que se había puesto para entrar en el Santuario y las dejará allí. 24Se bañará en lugar sagrado y se pondrá sus propios vestidos. Volverá a salir, ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo. Hará la expiación por sí mismo y por el pueblo, 25y quemará sobre el altar la grasa de la víctima expiatoria. 26El que ha llevado el macho cabrío a Azazel lavará sus vestidos, se bañará y después podrá entrar en el campamento. 27El novillo expiatorio y el macho cabrío expiatorio, cuya sangre se introdujo en el Santuario para hacer la expiación, se sacarán fuera del campamento; y se quemará piel, carne e intestinos. 28El encargado de quemarlos lavará sus vestidos, se bañará, y después podrá entrar en el campamento. 29Esta será para vosotros ley perpetua: el mes séptimo, el día décimo del mes, ayunaréis y no haréis trabajo alguno, ni el nativo ni el emigrante que reside entre vosotros. 30Porque ese día se hará la expiación por vosotros, para purificaros. Y quedaréis limpios delante del Señor de todos vuestros pecados. 31Será para vosotros día de descanso completo, en el que habéis de ayunar: es ley perpetua. 32Hará la expiación el sacerdote ungido, cuyas manos han sido consagradas para ejercer el sacerdocio como sucesor de su padre: él se revestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33y hará la expiación del Santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar. Hará también la expiación por los sacerdotes y por toda la asamblea del pueblo. 34Esta será para vosotros ley perpetua: hacer la expiación por todos los pecados de los hijos de Israel una vez al año». Y se hizo como el Señor había mandado a Moisés. 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel: “Esta es la orden del Señor: 3cualquier hombre de la casa de Israel que mate buey, oveja o cabra dentro del campamento o fuera del mismo, 4y no los lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro, para presentarlos como ofrenda al Señor ante su Morada, será reo de sangre. Ese hombre ha derramado sangre y será excluido de su pueblo. 5Así pues, los hijos de Israel han de presentar en honor del Señor al sacerdote, a la entrada de la Tienda del Encuentro, aquellas víctimas que matan en el campo, para que se ofrezcan como sacrificios de comunión. 6El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como aroma que aplaca al Señor. 7En adelante no seguirán inmolando sus sacrificios a los sátiros con los que se prostituían. Es ley perpetua para ellos, generación tras generación”. 8Diles también: “Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio de comunión, 9y no lo lleve a la entrada de la Tienda del Encuentro para sacrificarlo en honor del Señor, será excluido de su pueblo. 10Si un hombre cualquiera de la casa de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, come cualquier clase de sangre, yo me volveré contra el que coma sangre y lo excluiré de su pueblo. 11Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he dado la sangre para hacer expiación sobre el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida se hace con la sangre. 12Por eso tengo dicho a los hijos de Israel: ‘No comeréis sangre ninguno de vosotros, ni el emigrante que reside entre vosotros’. 13Cualquier hombre de los hijos de Israel, o de los emigrantes que residen entre ellos, que cace un animal o un ave comestible, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. 14Porque la vida de toda carne está en su sangre. Por eso mandé a los hijos de Israel: ‘No comeréis la sangre de carne alguna, pues la vida de toda carne está en su sangre. Quien la coma, será excluido’. 15Todo nativo o emigrante que coma carne de bestia muerta o destrozada lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. 16Si no los lava ni se baña, cargará con su falta”». 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di a los hijos de Israel: “Yo soy el Señor, vuestro Dios. 3No hagáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis habitado, ni lo que se hace en la tierra de Canaán, a donde os llevo; no sigáis sus costumbres. 4Cumplid mis normas y guardad mis preceptos, comportándoos de acuerdo con ellos. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 5Guardad mis preceptos y mis normas. Quien los cumpla, vivirá gracias a ellos. Yo soy el Señor. 6Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo soy el Señor. 7No descubrirás la desnudez de tu padre y de tu madre. Es tu madre; no descubrirás su desnudez. 8No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre: es la desnudez de tu padre. 9No descubrirás la desnudez de tu hermana por parte de padre o por parte de madre, nacida en casa o fuera de ella. 10No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija: es tu propia desnudez. 11No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada por tu padre: es tu hermana. 12No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre: es carne de tu padre. 13No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre: es carne de tu madre. 14No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer: es tu tía. 15No descubrirás la desnudez de tu nuera: es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. 16No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano: es la desnudez de tu hermano. 17No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni te unirás a la hija de su hijo o a la hija de su hija para descubrir su desnudez: son su propia carne; es una indecencia. 18No tomarás por esposa a una mujer y a su hermana cuando todavía vive la primera: harías a la segunda rival de la primera al descubrir también su desnudez. 19No te acercarás a una mujer durante su impureza menstrual descubriendo su desnudez. 20No te acostarás con la mujer de tu prójimo, haciéndote impuro con ella. 21No darás ningún hijo tuyo para hacerlo pasar por el fuego ante Mólec, profanando así el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. 22No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación. 23No te unirás con bestia haciéndote impuro con ella. Y la mujer no se ofrecerá a una bestia para unirse con ella: es una infamia. 24No os hagáis impuros con ninguna de estas prácticas, pues con ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a expulsar cuando lleguéis vosotros. 25Se ha manchado la tierra; por eso he castigado su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes. 26Vosotros, pues, guardad mis preceptos y mis normas, y no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni los de vuestro pueblo ni los emigrantes que residen entre vosotros. 27Porque todas esas abominaciones las han cometido los hombres que habitaron el país antes que vosotros y por eso la tierra se ha contaminado. 28Que no os vaya a vomitar la tierra por vuestras impurezas, del mismo modo que vomitó a las naciones anteriores a vosotros; 29sino que quien cometa una de esas abominaciones sea excluido de su pueblo. 30Guardad, pues, mis prescripciones y no practiquéis ninguna de las costumbres abominables que se practicaban antes de llegar vosotros, para que no os hagáis impuros con ellas. Yo soy el Señor, vuestro Dios”». 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. 3Respete cada uno a su madre y a su padre. Guardad mis sábados. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 4No acudáis a ídolos ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Señor vuestro Dios. 5Cuando ofrezcáis al Señor sacrificios de comunión, hacedlo de forma que os sean aceptados. 6La víctima será comida el mismo día de su inmolación o al día siguiente. Lo que sobre para el tercer día se quemará. 7Lo que se come al tercer día es alimento podrido: no será grato al Señor. 8El que lo coma, cargará con su culpa, por haber profanado lo santo del Señor, y será excluido de su pueblo. 9Cuando seguéis la mies de vuestras tierras, no desorillarás el campo, ni espigarás los restos de tu mies. 10Tampoco harás rebusco de tu viña ni recogerás las uvas caídas. Se lo dejarás al pobre y al emigrante. Yo soy el Señor vuestro Dios. 11No robaréis ni defraudaréis ni os engañaréis unos a otros. 12No juraréis en falso por mi nombre, profanando el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. 13No explotarás a tu prójimo ni le robarás. No dormirá contigo hasta la mañana siguiente el jornal del obrero. 14No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezo al ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. No daréis sentencias injustas. 15No serás parcial ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzga con justicia a tu prójimo. 16No andarás difamando a tu gente, ni declararás en falso contra la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor. 17No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. 18No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. 19Guardad mis leyes. No cruzarás ganado de diversas especies. No sembrarás tu campo con dos especies diferentes de grano. No usarás ropa de tela de dos clases. 20Si un hombre se acuesta con una sierva desposada con otro, pero que no ha sido rescatada ni manumitida, se hará una investigación, pero no son reos de muerte, pues ella no era libre; 21él ofrecerá al Señor, como sacrificio de reparación, a la entrada de la Tienda del Encuentro, un carnero de reparación. 22Con el carnero de reparación, el sacerdote hará expiación ante el Señor por el pecado que cometió, y se le perdonará su pecado. 23Cuando entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales, no recogeréis sus frutos inmediatamente; durante tres años los consideraréis como incircuncisos: no se podrán comer. 24El cuarto año todos sus frutos serán consagrados festivamente al Señor. 25El quinto año podréis ya comer de su fruto y almacenar su producto. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 26No comáis carne con su sangre. No practiquéis la adivinación ni la magia. 27No os rapéis en redondo la cabellera, ni os recortéis los bordes de la barba. 28No os hagáis incisiones en vuestra carne por un difunto; ni os hagáis tatuajes. Yo soy el Señor. 29No profanarás a tu hija prostituyéndola: se prostituiría la tierra y se llenaría de indecencias. 30Guardad mis sábados y honrad mi Santuario. Yo soy el Señor. 31No acudáis a nigromantes ni consultéis a adivinos. Quedaríais impuros por su causa. Yo soy el Señor vuestro Dios. 32Álzate ante las canas y honra al anciano. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. 33Si un emigrante reside con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis. 34El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Yo soy el Señor vuestro Dios. 35No cometáis injusticias ni en los juicios, ni en medidas de longitud, de peso o de capacidad. 36Tened balanzas exactas, pesas exactas, fanegas exactas y cántaros exactos. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os sacó de Egipto. 37Cumplid todas mis leyes y mandatos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor”». 1El Señor habló a Moisés: 2«Esto dirás a los hijos de Israel: “Si un hombre cualquiera, israelita o emigrante que reside en Israel, entrega uno de sus hijos a Mólec, morirá sin remedio; el pueblo de la tierra lo apedreará. 3Yo mismo me volveré contra ese hombre y lo extirparé de su pueblo, por haber entregado un hijo suyo a Mólec, manchando mi Santuario y profanando mi nombre santo. 4Pero, si el pueblo de la tierra cierra los ojos ante ese hombre que entregó uno de sus hijos a Mólec, y no le da muerte, 5yo mismo me volveré contra ese hombre y contra su familia, y lo extirparé de su pueblo, a él y a todos los que como él se prostituyan con Mólec. 6Si alguien consulta a los nigromantes, o a los adivinos, prostituyéndose con ellos, yo me volveré contra él y lo extirparé de su pueblo. 7Santificaos y sed santos; porque yo soy el Señor, vuestro Dios. 8Guardad mis leyes y cumplidlas. Yo soy el Señor, el que os santifica 9El que maldiga a su padre o a su madre, morirá irremisiblemente: ha maldecido a su padre o a su madre; caiga su sangre sobre él. 10Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, serán castigados con la muerte: el adúltero y la adúltera. 11Si uno se acuesta con la mujer de su padre, descubre la desnudez de su padre: ambos morirán; caiga su sangre sobre ellos. 12Si un hombre se acuesta con su nuera, ambos morirán; han cometido una infamia: caiga su sangre sobre ellos. 13Si un varón se acuesta con otro varón como con una mujer, ambos han cometido una abominación: han de morir; caiga su sangre sobre ellos. 14Si uno toma por esposas a una mujer y a su madre, es algo horrible. Serán quemados tanto él como ellas para que no quede nada tan horrible entre vosotros. 15Al que se una con una bestia, se le dará muerte. Mataréis también la bestia. 16Si una mujer se acerca a una bestia y se une a ella, matarás a la mujer y a la bestia. Han de morir; caiga su sangre sobre ellas. 17Si alguien toma por esposa a su hermana por parte de padre o por parte de madre, y ve la desnudez de ella y ella ve la desnudez de él, es algo vergonzoso. Serán exterminados en presencia de los hijos de su pueblo. Ha descubierto la desnudez de una hermana suya: cargará con su iniquidad. 18Si uno se acuesta con una mujer durante sus reglas, descubriendo la desnudez de ella, él ha descubierto la fuente de su flujo y ella ha descubierto su propia fuente. Ambos serán excluidos de su pueblo. 19No descubras la desnudez de la hermana de tu madre ni de la hermana de tu padre, porque desnudas su propia carne: cargarán con su pecado. 20El que se acueste con la mujer de su tío paterno, descubre la desnudez de este. Cargarán con su pecado; no tendrán hijos. 21Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano, es algo horrible, pues descubre la desnudez de su hermano; no tendrán hijos. 22Guardad todas mis leyes y todas mis normas, y cumplidlas; así no os vomitará la tierra a la que os llevo para que habitéis en ella. 23No imitéis las costumbres de los pueblos que voy a expulsar a vuestra llegada; pues me dan asco por obrar así. 24A vosotros os he dicho: ‘Tomaréis posesión de su tierra, que os daré en herencia, tierra que mana leche y miel’. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os he separado de esos pueblos. 25Habéis de distinguir entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; para que no os contaminéis, ni con animales, ni con aves, ni con reptiles, de los que yo he puesto aparte como impuros. 26Sed para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he separado de los demás pueblos para que seáis míos. 27El hombre o la mujer que practique el espiritismo o la adivinación, será castigado con la muerte: serán apedreados. Caiga su sangre sobre ellos”». 1El Señor habló así a Moisés: «Di a los sacerdotes, hijos de Aarón: “Que ninguno contraiga impureza con el cadáver de alguno de los suyos, 2a no ser con el de un pariente cercano: la madre, el padre, un hijo, una hija, un hermano, 3una hermana virgen que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella sí puede contraer impureza. 4Pero por una hermana casada, no debe contraer impureza; quedaría profanado. 5Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se recortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo. 6Han de ser santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que ofrecen los alimentos que se han de quemar para el Señor, el alimento de su Dios. Deben ser santos. 7No tomarán por esposa a una prostituta, ni a una violada, ni a una repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios. 8Considerarás al sacerdote como cosa santa, porque él es quien ofrece el alimento de tu Dios. Lo tendrás por santo, pues santo soy yo, el Señor, el que los santifico. 9Si la hija de un sacerdote se prostituye y se profana, a su padre profana; será quemada. 10El sumo sacerdote, el mayor entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura revistiéndose los ornamentos, no llevará desgreñada la cabellera ni se rasgará las vestiduras, 11ni se acercará a cadáver alguno; ni siquiera por su padre o por su madre se le permite contraer impureza. 12No saldrá del Santuario, y así no profanará el Santuario de su Dios; pues está consagrado con el óleo de la unción de su Dios. Yo soy el Señor. 13Tomará por esposa una virgen. 14No se casará con viuda, ni con repudiada, ni con profanada por prostitución, sino que tomará por esposa una virgen de su parentela. 15Así no profanará a su descendencia entre su pueblo, pues soy el Señor, el que lo santifico”». 16El Señor habló a Moisés: 17«Dile a Aarón: “Ninguno de tus descendientes, de cualquier generación, que tenga un defecto corporal, podrá acercarse a ofrecer el alimento de su Dios. 18Ningún hombre que tenga defecto corporal se acercará: ni ciego, ni cojo, ni deforme, ni monstruoso, 19ni lisiado, ni manco; 20ni jorobado, ni raquítico, ni con defecto en un ojo, ni sarnoso o tiñoso, ni eunuco. 21Ningún descendiente de Aarón que tenga defecto corporal puede acercarse a ofrecer las oblaciones quemadas en honor del Señor. Al tener un defecto, no puede acercarse a ofrecer el alimento de su Dios. 22Podrá comer del alimento de su Dios, de las cosas santísimas y de las santas; 23mas no podrá traspasar el velo ni acercarse al altar, porque tiene un defecto y profanaría mi Santuario, pues yo soy el Señor, el que los santifico”». 24Moisés comunicó esto a Aarón y a sus hijos y a todo Israel. 1El Señor habló a Moisés: 2«Di a Aarón y a sus hijos que traten con respeto las ofrendas sagradas que los hijos de Israel me consagran, para no profanar mi santo nombre. Yo soy el Señor. 3Diles: “Cualquiera de vuestros descendientes, de cualquier generación, que se acerque en estado de impureza a las cosas sagradas que los hijos de Israel consagran al Señor, será excluido de mi presencia. Yo soy el Señor. 4Ningún descendiente de Aarón que sea leproso, o padezca flujo, comerá de las cosas santas hasta que se haya purificado. El que toque lo que está contaminado de impureza por contacto de cadáver, o el que haya tenido un derrame seminal, 5o el que haya tocado un bicho o a un hombre y haya contraído así alguna impureza; 6quien haya tocado esas cosas, quedará impuro hasta la tarde. No comerá de las cosas santas, sino que se bañará 7y, una vez que se ponga el sol, quedará limpio y podrá comer de las cosas santas, pues son su alimento. 8No comerá animal muerto o destrozado: quedaría impuro. Yo soy el Señor. 9Que guarden mis prescripciones; así no incurrirán en culpa ni tendrán que morir por haber cometido una profanación. Yo soy el Señor, el que los santifico. 10Ningún extraño comerá de las cosas santas; ni el huésped del sacerdote ni su jornalero comerán de las cosas santas. 11Pero si un sacerdote compra con su dinero una persona, esta podrá comer de las cosas santas; y también el siervo nacido en la casa: ambos pueden comer del alimento del sacerdote. 12La hija de un sacerdote, casada con un extraño, no podrá comer del tributo reservado de las cosas santas. 13Pero si la hija de un sacerdote queda viuda o es repudiada, y sin tener prole vuelve a la casa de su padre, podrá comer del alimento de su padre, como en su juventud. Pero ningún extraño podrá comerlo. 14Quien, por ignorancia, coma cosa santa, la restituirá al sacerdote, añadiendo un quinto. 15Los sacerdotes no profanarán las cosas santas traídas por los hijos de Israel, reservadas para el Señor, 16porque al comerlas incurrirían en una falta que exigiría reparación. Porque yo soy el Señor, el que los santifico”». 17El Señor habló a Moisés: 18«Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel: “Si un hombre de la casa de Israel, o de los emigrantes residentes en Israel, presenta una ofrenda de lo que se ofrece al Señor como holocausto, cumpliendo un voto o voluntariamente, 19para que la víctima sea aceptada favorablemente, habrá de ser macho, sin defecto, vacuno, ovino o cabrío. 20No ofrezcáis nada defectuoso, pues no os sería bien aceptado. 21Si uno ofrece al Señor ganado mayor o menor como sacrificio de comunión, cumpliendo un voto o voluntariamente, para que sea aceptado favorablemente habrá de ser una res sin defecto; no debe tener defecto alguno. 22No presentaréis ante el Señor animal ciego, cojo, mutilado, ulcerado, sarnoso o ruin; nada de eso pondréis sobre el altar como alimento que se quema para el Señor. 23Si el vacuno u ovino es desproporcionado o enano, lo podréis presentar como ofrenda voluntaria, pero no os sería aceptado cumpliendo voto. 24No ofreceréis al Señor animal que tenga los testículos aplastados, machacados, arrancados o cortados. No hagáis tales cosas en vuestra tierra. 25Tampoco recibiréis de la mano del extranjero nada de eso como alimento de vuestro Dios: tienen el defecto de la mutilación; no serían bien aceptados”». 26El Señor dijo a Moisés: 27«Cuando nazca un ternero, un cordero, o un cabrito, quedarán siete días con la madre. A partir del día octavo serán gratos como ofrenda de oblación para el Señor. 28No inmoléis en el mismo día vaca u oveja juntamente con su cría. 29Cuando ofrezcáis al Señor un sacrificio de acción de gracias, hacedlo de tal modo que os sea favorablemente aceptado: 30será comido el mismo día, sin dejar nada de él hasta la mañana siguiente. Yo soy el Señor. 31Guardad mis mandamientos poniéndolos por obra. Yo soy el Señor. 32No profanéis mi santo nombre, para que yo sea santificado entre los hijos de Israel. Yo soy el Señor, el que os santifica, 33el que os sacó de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy el Señor». 1El Señor habló a Moisés: 2«Di a los hijos de Israel: “Estas son las festividades del Señor, en las que convocaréis asamblea litúrgica: 3Seis días se trabajará, pero el séptimo día será de total descanso y asamblea litúrgica. No haréis en él trabajo alguno. Es día de descanso dedicado al Señor dondequiera que habitéis. 4Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas. 5El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor. 6El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comeréis panes ácimos durante siete días. 7El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. 8Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil”». 9El Señor habló a Moisés: 10«Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar y seguéis la mies, llevaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha. 11Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado. 12El mismo día en que hagáis el balanceo con la gavilla, sacrificaréis un cordero de un año, sin defecto, como holocausto al Señor. 13La correspondiente oblación será de dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como oblación cuyo aroma aplaca al Señor, y la libación de vino será un cuarto de sextario. 14No comeréis ni pan ni grano tostado o crudo hasta el día mismo en que llevéis la ofrenda de vuestro Dios. Es una ley perpetua para todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis. 15A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas: 16contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor. 17Llevaréis de vuestras casas como ofrenda para el balanceo ritual dos panes, amasados con dos décimas de flor de harina y cocidos con levadura: son las primicias para el Señor. 18Juntamente con el pan ofreceréis al Señor siete corderos de un año, sin defecto, un novillo y dos carneros: serán el holocausto para el Señor, con su oblación y sus libaciones, como oblación de aroma que aplaca al Señor. 19Ofreceréis también un macho cabrío como sacrificio expiatorio y dos corderos de un año como sacrificio de comunión. 20El sacerdote ejecutará con ellos el balanceo ritual ante el Señor, junto con el pan de las primicias y con los dos corderos; son cosas consagradas al Señor y le pertenecen al sacerdote. 21Ese mismo día convocaréis asamblea litúrgica y no haréis ningún trabajo servil. Es ley perpetua para todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis. 22Cuando cosechéis las mieses de vuestra tierra, no siegues hasta el borde extremo de tu campo, ni espigues los restos de tu mies; los dejarás para el pobre y para el emigrante. Yo soy el Señor, vuestro Dios”». 23El Señor habló a Moisés: 24«Di a los hijos de Israel: “El mes séptimo, el primer día del mes, será para vosotros de descanso solemne, conmemoración a toque de trompetas, asamblea litúrgica. 25No haréis ningún trabajo servil, y ofreceréis al Señor oblaciones”». 26El Señor dijo a Moisés: 27«El día diez del séptimo mes es el día de la Expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor una oblación. 28No haréis en ese día trabajo alguno, porque es el día de la Expiación, en el que se hace la expiación por vosotros en presencia del Señor, vuestro Dios. 29El que no ayune ese día será excluido de su pueblo. 30Yo excluiré de su pueblo al que haga en tal día un trabajo cualquiera. 31No haréis trabajo alguno. Es ley perpetua, para todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis. 32Será para vosotros día de descanso solemne y ayunaréis; guardaréis descanso del día nueve del mes al día diez, de tarde a tarde». 33El Señor habló a Moisés: 34«Di a los hijos de Israel: “El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. 35El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno. 36Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno. 37Estas son las festividades del Señor, en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día, 38sin contar los sábados del Señor, ni vuestros donativos, ni todos vuestros votos, ni todas las ofrendas que ofrezcáis voluntariamente al Señor. 39Desde el día quince del séptimo mes, después de haber recogido la cosecha, celebraréis la fiesta en honor del Señor durante siete días. El primer día será de descanso solemne e igualmente el octavo. 40El primer día tomaréis los frutos más hermosos de los árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de las riberas; y os regocijaréis en la presencia del Señor, vuestro Dios, por espacio de siete días. 41Todos los años celebraréis fiesta en honor del Señor durante siete días. Es ley perpetua para todas vuestras generaciones. La celebraréis en el séptimo mes. 42Durante los siete días habitaréis en cabañas. Todos los naturales de Israel morarán en cabañas, 43para que sepan vuestros descendientes que yo hice habitar en cabañas a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el Señor, vuestro Dios”». 44Así promulgó Moisés a los hijos de Israel las festividades del Señor. 1El Señor dijo a Moisés: 2«Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de aceitunas molidas para el alumbrado, para alimentar continuamente la lámpara. 3Aarón la preparará fuera del velo del Testimonio, en la Tienda del Encuentro, para que arda ante el Señor de continuo, de la tarde a la mañana. Es ley perpetua, para todas vuestras generaciones. 4Él colocará las lámparas en el candelabro de oro puro para que ardan ante el Señor continuamente. 5Tomarás flor de harina, y cocerás con ella doce tortas, de dos décimas cada una. 6Las colocarás en dos pilas, seis en cada pila, sobre la mesa de oro puro, en la presencia del Señor. 7Pondrás sobre cada pila incienso puro que será para el pan como un memorial, oblación para el Señor. 8Todos los sábados, sin excepción, lo dispondrás en presencia del Señor de parte de los hijos de Israel, en señal de alianza perpetua. 9Será para Aarón y sus hijos, y lo comerán en lugar sagrado; porque es cosa santísima, tomada de las oblaciones quemadas para el Señor. Es ley perpetua». 10Había entre los hijos de Israel uno que era hijo de una mujer israelita, pero su padre era egipcio. Un día riñeron en el campo el hijo de la israelita y un hombre de Israel, 11y el hijo de la israelita blasfemó y maldijo el Nombre. Y lo llevaron ante Moisés. (Su madre se llamaba Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan). 12Lo tuvieron arrestado hasta que se decidiera el caso por sentencia del Señor. 13Entonces el Señor le dijo a Moisés: 14«Saca al blasfemo fuera del campamento. Que todos los que lo oyeron pongan las manos sobre su cabeza, y toda la asamblea lo apedree. 15Y dirás a los hijos de Israel: “Cualquiera que maldiga a su Dios, cargará con su pecado. 16Quien blasfeme el Nombre del Señor, será muerto; toda la comunidad lo apedreará. Sea emigrante o nativo, quien blasfeme el Nombre, morirá irremisiblemente. 17El que hiera mortalmente a cualquier otro hombre, morirá. 18El que hiera de muerte a un animal, lo indemnizará: animal por animal. 19Si alguien causa una lesión a su prójimo, se le hará lo mismo que hizo él: 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le causará a él la misma lesión que él haya causado al otro. 21El que mate un animal, indemnizará por él; mas el que mate a un hombre, morirá. 22Del mismo modo juzgarás al emigrante que al nativo; porque yo soy el Señor, vuestro Dios”». 23Moisés se lo comunicó a los hijos de Israel y sacaron al blasfemo fuera del campamento y lo apedrearon. Los hijos de Israel hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. 1El Señor habló a Moisés en el monte Sinaí: 2«Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo voy a daros, la tierra gozará también de su descanso en honor del Señor. 3Seis años sembrarás tu campo, seis años podarás tu viña y la vendimiarás; 4pero el séptimo año será de completo descanso para la tierra, un sábado en honor del Señor: no sembrarás tu campo, ni podarás tu viña. 5No segarás los rebrotes de la última siega, ni vendimiarás los racimos de tu viña inculta. Será año de descanso completo para la tierra. 6La tierra, incluso en su descanso, os alimentará a ti, y a tu siervo, y a tu sierva, y a tu jornalero, y al emigrante que vive contigo. 7Todo lo que produzca servirá de pasto también a tus ganados y a los animales salvajes. 8Haz el cómputo de siete semanas de años, siete veces siete, de modo que las sietes semanas de años sumarán cuarenta y nueve años. 9El día diez del séptimo mes harás oír el son de la trompeta: el día de la expiación haréis resonar la trompeta por toda vuestra tierra. 10Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. 11El año cincuenta será para vosotros año jubilar: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis las cepas no cultivadas. 12Porque es el año jubilar, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que den vuestros campos por sí mismos. 13En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad. 14Si vendes o compras algo a tu prójimo, que nadie perjudique a su hermano. 15Lo que compres a tu prójimo se tasará según el número de años transcurridos después del jubileo. Él te lo cobrará según el número de cosechas restantes: 16cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, tanto menor será el precio. Porque lo que él te vende es el número de cosechas. 17Que nadie perjudique a su prójimo. Y teme a tu Dios, porque yo soy el Señor, vuestro Dios. 18Cumplid mis leyes y guardad mis normas, poniéndolas por obra; así viviréis seguros en esta tierra. 19Y la tierra dará sus frutos, y comeréis hasta saciaros; y habitaréis seguros en ella. 20Si os preguntáis: ¿Qué vamos a comer el año séptimo, si no podremos sembrar ni recoger la cosecha?, 21yo os mandaré mi bendición para el año sexto, de modo que produzca para tres años. 22Cuando sembréis el año octavo, seguiréis todavía comiendo de la cosecha anterior. Hasta que recojáis la nueva cosecha del año noveno, seguiréis comiendo de la anterior. 23La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía, y vosotros sois emigrantes y huéspedes en mi tierra. 24En todo terreno de vuestra propiedad concederéis derecho de rescate de la tierra. 25Si un hermano tuyo se empobrece y vende parte de su propiedad, su pariente más cercano vendrá y rescatará lo vendido por su hermano. 26Y si alguien no tiene quien lo rescate, pero él mismo adquiere recursos suficientes para el rescate, 27descontará los años pasados desde la venta y abonará al comprador lo que falta; así recobrará su propiedad. 28Pero si no obtiene lo suficiente para recobrarla, la propiedad vendida quedará en poder del comprador hasta el año jubilar, y en el año jubilar quedará libre; y volverá a ser propiedad del vendedor. 29Si uno vende una vivienda en ciudad amurallada, tiene derecho a rescatarla hasta que se cumpla el año de su venta; su derecho de rescate dura un año. 30Si no ha sido rescatada en el plazo de un año, la casa situada en ciudad amurallada será a perpetuidad del comprador y de sus descendientes, y no quedará libre en el año jubilar. 31En cambio, las casas de las aldeas no amuralladas serán consideradas como fincas rústicas: gozarán de derecho de rescate y en el año jubilar quedarán libres. 32Los levitas tendrán derecho perpetuo de rescate sobre las casas que tienen en las ciudades de su propiedad. 33Si no se rescata algo perteneciente a un levita, lo que ha vendido, cuando es casa en una ciudad de su propiedad, quedará libre en el año jubilar; porque las casas de las ciudades de los levitas son su propiedad entre los hijos de Israel. 34Los campos que rodean sus ciudades no pueden ser vendidos, pues son propiedad suya a perpetuidad. 35Si un hermano tuyo se empobrece y no se puede mantener, lo sustentarás como al emigrante o al huésped, para que pueda vivir contigo. 36No le exigirás interés ni recargo, sino que temerás a tu Dios y dejarás vivir a tu hermano contigo. 37No le prestarás dinero con interés ni le darás víveres con recargo. 38Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para daros la tierra de Canaán y ser vuestro Dios. 39Si un hermano tuyo se empobrece en sus negocios contigo y se te vende, no le impondrás trabajos de esclavo; 40estará contigo como jornalero o como huésped, y trabajará junto a ti hasta el año del jubileo. 41Entonces saldrá libre de tu casa, él y sus hijos con él, y volverá a su familia y a la propiedad de sus padres. 42Al ser siervos míos, a quienes yo saqué de la tierra de Egipto, no pueden ser vendidos como esclavos. 43No lo tratarás con dureza, sino que temerás a tu Dios. 44Los siervos y las siervas que poseas, serán de los pueblos que os rodean; de ellos podréis adquirir siervos y siervas. 45También podréis comprarlos de entre los hijos de los huéspedes que residen entre vosotros, y de la familia que vive entre vosotros y les ha nacido en vuestra tierra. Esos pueden ser propiedad vuestra 46y los podréis dejar en herencia como propiedad perpetua a los hijos que os sucedan. A esos los podréis tener como siervos; pero en cuanto a vuestros hermanos, los hijos de Israel, nadie tratará a su hermano con dureza. 47Si el emigrante o huésped que mora contigo adquiere bienes, y un hermano tuyo se empobrece en negocios que tiene con él, y se vende al emigrante que mora contigo, o a algún descendiente de la familia del emigrante, 48después de haberse vendido le quedará el derecho de rescate: lo rescatará uno de sus hermanos, 49su tío paterno, o su primo, o algún otro pariente cercano dentro de su familia; él mismo podrá también rescatarse si le alcanzan los recursos. 50Calculará con su comprador los años desde el año de la venta hasta el año jubilar; y el precio se calculará en proporción a los años, valorando sus días de trabajo como los de un jornalero. 51Si faltan todavía muchos años, en proporción a ellos devolverá, como precio de su rescate, una parte del precio de venta. 52Si faltan pocos años para el jubileo, se hará el cálculo en proporción a ellos, y lo pagará como rescate: 53como un jornalero que se ajusta año por año. No permitas que se le trate con dureza ante tus propios ojos. 54Pero, si no es rescatado de alguna de esas maneras, quedará libre el año del jubileo, él y sus hijos con él. 55Porque los hijos de Israel me pertenecen a mí como siervos; siervos míos son, que yo los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el Señor, vuestro Dios. 1No os hagáis ídolos, ni erijáis imágenes o estelas, ni coloquéis en vuestra tierra piedras talladas para postraros ante ellas, porque yo soy el Señor, vuestro Dios. 2Guardad mis sábados, y respetad mi Santuario. Yo soy el Señor. 3Si camináis según mis preceptos y guardáis mis mandamientos, poniéndolos en práctica, 4yo os mandaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra dé sus cosechas y el árbol del campo dé su fruto. 5El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la sementera; comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis tranquilos en vuestra tierra. 6Yo traeré la paz al país y dormiréis sin que nadie perturbe vuestro sueño; haré desaparecer del país las fieras, y la espada no traspasará vuestras fronteras. 7Perseguiréis a vuestros enemigos; que caerán ante vosotros a filo de espada. 8Cinco de vosotros pondréis en fuga a cien, y cien de vosotros a diez mil; vuestros enemigos caerán ante vosotros a filo de espada. 9Me volveré hacia vosotros, os haré fecundos, os multiplicaré y mantendré mi alianza con vosotros. 10Comeréis de la cosecha añeja y tendréis que tirar la añeja para hacer sitio a la nueva. 11Pondré mi morada en medio de vosotros y no os rechazaré. 12Me pasearé en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice andar con la cabeza bien alta. 14Pero, si no me escucháis ni cumplís todos estos mandamientos; 15si despreciáis mis preceptos y rechazáis mis normas, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mi alianza, 16yo también haré lo mismo con vosotros. Daré suelta sobre vosotros al terror, a la tisis y a la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman la vida. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues la cosecha se la comerán vuestros enemigos. 17Me volveré contra vosotros y sucumbiréis ante vuestros enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen y huiréis sin que nadie os persiga. 18Si ni aun así me obedecéis, os castigaré siete veces más por vuestros pecados. 19Quebrantaré vuestro orgullo y vuestra fuerza. Convertiré vuestro cielo en hierro y en bronce vuestra tierra. 20Vuestras fuerzas se consumirán en vano, pues vuestra tierra no dará sus cosechas y el árbol del campo os negará sus frutos. 21Y si seguís enfrentándoos a mí y no queréis oírme, os castigaré siete veces más por vuestros pecados. 22Daré suelta contra vosotros a fieras salvajes, que os privarán de vuestros hijos, acabarán con vuestro ganado y os reducirán a unos pocos, hasta que vuestros caminos queden desiertos. 23Si ni aun así escarmentáis, sino que seguís enfrentándoos a mí, 24también yo me enfrentaré a vosotros, y os azotaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados. 25Traeré sobre vosotros la espada vengadora de la alianza. Os refugiaréis entonces en vuestras ciudades, pero yo enviaré contra vosotros la peste y seréis entregados en manos del enemigo. 26Cuando yo os retire el sustento del pan, diez mujeres cocerán todo vuestro pan en un solo horno, y os lo darán tan racionado que comeréis y no os saciaréis. 27Si ni con eso me obedecéis y seguís enfrentándoos a mí, 28yo me enfrentaré a vosotros con furia y os castigaré yo mismo siete veces más por vuestros pecados. 29Comeréis la carne de vuestros hijos y la carne de vuestras hijas comeréis. 30Destruiré vuestros altos, demoleré vuestros altares de incienso, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os aborreceré. 31Reduciré vuestras ciudades a ruina y asolaré vuestros santuarios, no aspiraré ya más los aromas que me aplacan. 32Asolaré el país y quedarán horrorizados de ello vuestros mismos enemigos cuando vengan a ocuparlo. 33A vosotros os aventaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será un yermo y vuestras ciudades una ruina. 34Entonces gozará la tierra de sus sábados, durante todo el tiempo en que esté desolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; entonces sí que descansará la tierra y gozará de sus sábados. 35Durante todo el tiempo de la desolación descansará, por lo que no pudo descansar en vuestros sábados cuando habitabais en ella. 36A los que queden de vosotros, les infundiré pánico en sus corazones, en la tierra de sus enemigos; el susurro de una hoja que vuela los pondrá en fuga: huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 37Se atropellarán unos a otros, como quien huye de la espada, sin que nadie los persiga. No podréis manteneros delante de vuestros enemigos. 38Pereceréis entre las naciones y os tragará la tierra de vuestros enemigos. 39Y quienes sobrevivan, se pudrirán a causa de su iniquidad en las tierras de vuestros enemigos; por las iniquidades de sus padres unidas a las suyas se pudrirán. 40Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad de sus padres, cómo se rebelaron contra mí y se enfrentaron conmigo. 41También yo me he enfrentado con ellos y los he llevado a la tierra de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su iniquidad. 42Y yo me acordaré de mi alianza con Jacob y de mi alianza con Isaac; y de mi alianza con Abrahán; y me acordaré de la tierra. 43Pero la tierra será antes abandonada por ellos y gozará de sus sábados, mientras quede desolada durante su ausencia; y ellos pagarán el castigo de su iniquidad, por haber desechado mis normas y haber desdeñado su alma mis preceptos. 44Pero incluso cuando estén ellos en tierra enemiga, no los desecharé ni los aborreceré hasta exterminarlos y romper mi alianza con ellos, porque yo soy el Señor, su Dios. 45Me acordaré en favor de ellos de la alianza que hice con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, ante los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo soy el Señor”». 46Estos son los preceptos, las normas y las leyes que el Señor estableció entre él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por medio de Moisés. 1El Señor habló así a Moisés: 2«Di a los hijos de Israel: “Si alguien quiere cumplir ante el Señor un voto relativo a una persona, la estimación de su valor será la siguiente: 3si es un varón entre veinte y sesenta años, se estimará su valor en unos seiscientos gramos de plata, según los pesos del Santuario. 4Si es una mujer, el valor será de unos trescientos sesenta gramos. 5Entre los cinco y los veinte años el valor será: si es chico, de unos doscientos cuarenta gramos; si es chica, de unos ciento veinte gramos. 6Entre un mes y cinco años, el valor será: si es niño, de unos sesenta gramos de plata; si es niña, de unos treinta y seis gramos de plata. 7De sesenta años para arriba el valor será: para un varón, de unos ciento ochenta gramos; para una mujer, de unos ciento veinte gramos. 8Si uno es tan pobre que no puede pagar esta valoración, presentará la persona al sacerdote, el cual estimará su valor; la valorará en proporción a los recursos del oferente. 9Si es un animal de los que se pueden ofrecer al Señor, todo el que se entregue así al Señor es cosa sagrada. 10No se puede cambiar ni sustituir, ni bueno por malo, ni malo por bueno; y si se sustituye un animal por otro, tanto el uno como el otro son cosa sagrada. 11Mas si se trata de un animal impuro, de los que no pueden ser ofrecidos al Señor, el animal será presentado al sacerdote, 12que lo tasará según sea bueno o malo; y se estará a su tasación. 13Si uno quiere rescatarlo, añadirá un quinto más al valor de la tasación. 14Si alguno consagra su casa como cosa sagrada del Señor, el sacerdote la tasará, según que sea buena o mala. Habrá que estar a la tasación del sacerdote. 15Si el que consagró la casa desea rescatarla, añadirá la quinta parte al precio de su tasación y será suya. 16Si uno consagra parte de un campo de su patrimonio al Señor, será tasado según su sembradura: a razón de unos seiscientos gramos de plata por cada carga de cebada de sembradura. 17Si consagra su campo durante el año del jubileo, esa será la tasación. 18Pero si consagra su campo después del año jubilar, el sacerdote calculará su precio según los años que quedan hasta el año del jubileo; con el consiguiente descuento en la tasación. 19Si el que consagró el campo desea rescatarlo, añadirá la quinta parte al precio de la tasación y será suyo. 20Pero si no rescata el campo, o si lo vende a un tercero, el campo no podrá ser ya rescatado. 21Ese campo, cuando quede libre en el año jubilar, quedará consagrado al Señor, como si fuera campo de exterminio, y será propiedad del sacerdote. 22Si uno consagra al Señor un campo que compró y que no formaba parte de su patrimonio, 23el sacerdote calculará su valor según los años que faltan hasta el año del jubileo; y él pagará ese mismo día la suma de la tasación como cosa sagrada del Señor. 24El año del jubileo volverá el campo a aquel que lo había vendido, a aquel a quien pertenecía como patrimonio. 25Toda tasación se hará en siclos del Santuario; un siclo equivale a veinte óbolos. 26Nadie podrá consagrar los primogénitos de su ganado, que ya, por ser tales, pertenecen al Señor. Sean de ganado mayor o de ganado menor, pertenecen al Señor. 27Si se trata de un animal impuro y lo quiere rescatar según la tasación, añadirá un quinto a su precio. Si no es rescatado, será vendido, conforme a la tasación. 28Nada de lo que le pertenece a uno, sea hombre, o animal o campo de su propiedad, que haya sido consagrado al exterminio en honor del Señor podrá ser vendido ni rescatado. Todo lo consagrado al exterminio es cosa santísima y pertenece al Señor. 29Ningún ser humano consagrado al exterminio podrá ser rescatado; debe morir. 30El diezmo entero del campo, tanto de la siembra como de los frutos de los árboles, es del Señor; es cosa sagrada que pertenece al Señor. 31Si alguien quiere rescatar parte de su diezmo, añadirá un quinto de su valor. 32El diezmo del ganado mayor o menor, es decir, una de cada diez cabezas que pasen bajo el cayado, será cosa sagrada del Señor. 33No se escogerá entre animal bueno o malo, ni se le podrá sustituir; y si se hace cambio, tanto el uno como el otro serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados”». 34Estos son los mandamientos que el Señor encomendó a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí. |
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Levítico, Antiguo Testamento, Pentateuco. Las leyes de Dios para su pueblo. |