†  Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador:  si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.  Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría;  pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.  Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.  Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

Mt 13, 18-23

       

«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.
Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Jn 10 - 1 a 10

       

«Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».

Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí». 

Jn 14 - 4 y 6

       

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto ... permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Jn 15 - 1 a 8

       

soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.

Jn 15 - 16

       

  Dar frutos. Quienes aceptan las enseñanzas con entusiasmo basado en el sentimiento no sirve para nada, son los que luego dicen: "no siento nada" .
Tampoco los que fluctúan de mucho a nada.
Ni los "muy ocupados", que no tienen tiempo para lo realmente importante, para lo que no es mundano.
Hay que perseverar no solo en oir, sino en escuchar a Jesucristo, entender con el corazón y dar fruto.